DIEGO LARA
Diseñador y Artista Visual: trabaja diferentes lenguajes y busca el medio para expresarlos.
En ese día, en que el cielo estaba teñido de azul Klein y en que vi por vez primera la obra de Santiago Liñares en la galería Mad is Mad, encontré a contramano la cautivadora obra de Diego Lara. Tres piezas, construidas con restos de barcas abandonadas en una playa de Cádiz, pararon mis pasos… Los colores eran viejos, o para ser más precisa, tenían Vida. No eran colores pulcros. Tampoco homogéneos, estaban agrietados, pero no descoloridos. Un mismo color podría adquirir varios matices únicos llenos de identidad, difíciles de encontrar si el paso del tiempo no les tocara. La textura era áspera, pero se suavizaba si la miraba detenidamente. Había algo de atrevido en la composición que no sabía nombrar…
En febrero de este año, después de varios intentos, nos encontramos en otra exposición suya: ‘Los cuadrados sueñan con convertirse en círculos’, donde pude encontrar respuestas que no sabía que buscaba. Quedamos tranquilamente en el final de una tarde azul marino, nos quitamos los zapatos y nos adentramos en su obra. El Mundo está yendo demasiado deprisa, y en sentido contrario, Diego nos ofrece una quietud guardada en el negativo de cada forma que diseña, registra o construye a partir de su innata capacidad de observación y abstracción al [des]concierto cotidiano.
TRAYECTORIA
Diego es de Madrid, con raíces familiares en Mengíbar, Jaén. Siempre tuvo claro que quería estudiar Bellas Artes porque era el típico niño que a la mínima oportunidad se evadía para dibujar. En cada trazado se alejaba del carácter riguroso que le resultaba poco novedoso. Con el tiempo, empezó a observar la naturaleza para replicarla con finas líneas negras, dejando su impronta en cada hoja de papel que le acompañaba. La soledad era una amiga cómplice en estas escapadas, se tuteaban y compartían unidos la inocencia del asombro. Curioso e inquieto, se empapaba de cultura visual en visitas constantes a librerías y museos y en otras derivas digitales infinitas. En ese entonces, las redes sociales eran invisibles, pero Diego analógicamente empezaba a construir su red de contactos profesionales. Llegado el momento de decantarse por una carrera, y sin dejarse persuadir por sueños que pudiesen llevar a frustraciones, decidió estudiar Diseño Gráfico en el IED de Madrid.
Por casualidad o causalidad, en el 2º año se encuentra con su pasión por el diseño editorial y se lanza de cuerpo entero a los medios impresos, profundizando en lo matérico y la estrecha relación entre espacio y forma para responder a las necesidades específicas de un proyecto. Empieza a colaborar con Roberto Vidal, su entonces profesor, y en conjunto diseñan libros y catálogos para Matadero Madrid y La Casa Encendida, entre otros. Al contrario que el artista que crea como forma de expresión individual, el diseñador gráfico, a través de un proceso igualmente creativo, da una respuesta a una necesidad de otro.
Cuando termina su carrera, sigue trabajando en el estudio de su profesor y paralelamente inicia su andadura como freelance. Empieza a moverse por los círculos de Madrid y a conocer personas con las mismas inquietudes; entonces decide asumir, intencionalmente, encargos de pequeños clientes. Hace de cada encargo una práctica artística: involucra al cliente en el proceso creativo y crea un equipo de trabajo con cada uno de ellos. La horizontalidad impera y cada proceso es único e intransmisible. Hace coincidir lo interno [las necesidades de cada cliente] con lo externo [el producto final] a través de una relación interpersonal cercana que rompe con la jerarquía preestablecida entre diseñador y cliente, y que, mayoritariamente, termina en una relación de amistad.
“Con el tiempo rescaté mi parte artística, aunque cuando estudiaba no dejé de dibujar. Pero, a partir del momento en que empecé a recibir encargos y labrar el camino, recuperé la práctica artística como práctica personal”. Empieza a compaginar el diseño gráfico con el dibujo natural y orgánico cuyo soporte eran papeles antiguos que encontraba en anticuarios. En particular, uno en el Rastro que le traía papeles antiguos en blanco desde París. “De repente, cuando estás con la mente abierta, empiezas a ver cosas que antes no veías. Empecé a admirar la obra de artistas que hasta el momento no me llamaban la atención. Empecé a ver exposiciones que me apasionaban por su geometría, como la de la artista india Nasreen Mohamedi en el Museo Reina Sofía”. Y añade: “El Arte tiene la capacidad de crear nuevos Mundos y generar una sensibilidad más fina y necesaria…”. “Y urgente”, me precipito a terminar la frase.
OBRA

Diego tiene una gramática visual propia, su obra baila con antónimos y habita el vacío que existe en las formas geométricas y orgánicas de la naturaleza que diseña y dibuja.
Al zambullirnos en ella, entendemos que:
El diálogo también es silencio.
El límite es un campo de acción.
Lo fuerte no es opuesto a lo frágil.
Lo vulnerable puede ser potente.
Lo delicado siempre es combativo.
Lo rígido cumplimenta lo orgánico.
El vacío no es la ausencia de materia.
Lo viejo es el soporte y la inspiración de lo nuevo.
Y la placidez es un estado superior en el momento actual.
*Placidez = Del lat: placidus
Adj. Quieto, sosegado y sin perturbación
Adj. Grato, apacible.
| LIBRO DE POESÍA
HIERBA

El día que nos encontramos me enseñó el libro de poesía ‘Hierba’, del que es cocreador con Rafa Ruiz. Ambos escribieron cada poema: uno con la palabra y el otro con la imagen. En este Libro-Objeto podemos ver la delicadeza y el cuidado con el que Diego decide ocupar cada centímetro cuadrado de papel: bien con palabras, bien con un diseño suyo. Jamás teme al vacío: “Yo no cubro el papel, lo ocupo puntualmente con texto y forma para crear una experiencia sensorial, tanto visual como táctil”. Lo inacabado es algo perenne en su obra, un intento de llegar a la esencia mínima de las cosas. Si por un lado aporta vivacidad a sus dibujos y diseños, por otro también hace incentivar la imaginación de quien los contempla, invitándole a terminarlos, sea con emociones, colores o memorias. Esta ausencia intencionada es fundamental para que lo poético persista y se expanda en toda su obra.
En cada intervención, Diego siempre nos aporta un interrogante. En este caso, resignificando el uso habitual del papel que eligió como soporte del poemario: “¿Por qué un papel kraft puede servir únicamente para embalar?”. Y concluye: “Para mí es tan importante el soporte como el contenido, y ambos tienen que dialogar armónicamente con la mínima intervención posible”. Cada uno de sus proyectos es un laboratorio de experiencias gráficas y sensoriales. Ambas van de la mano siempre en busca de respuestas efectivas, afectivas y no repetitivas.
| DIBUJOS PLEGADOS
ME FUI A BUSCAR EL SOL

Mi segundo contacto con la obra de Diego fue en casa de Santiago Liñares. En un muro estrecho que dividía diferentes espacios del salón, había una urna transparente de aristas rojas con un papel colgando en su interior,rescatadode un cuaderno de cuentas antiguo de verdes líneas horizontales y columnas carmín, escritas con rigurosa caligrafía y en las que pequeños círculos negros dibujados con precisión son interceptados por dos pliegues horizontales. Los vacíos existentes daban espacio al futuro… En ese momento, mi memoria plástica visualizaba conceptualmente La Insoportable Levedad del Ser. Asociaciones que uno hace y no sabe justificar… Quizás por la paradoja.
En esta obra original, perteneciente a una serie mayor, el soporte y su intervención son de generaciones diferentes, y lo que nos transmite es algo Superlativo: en la vida, lo viejo da soporte a lo nuevo directa e indirectamente, y viceversa. Uno sin el otro no cobra unidad y fuerza. Invisibilizar lo viejo para privilegiar lo nuevo es, claramente, una falacia social. Diego pone en diálogo la belleza y la complementariedad que hay al habitar a la vez diferentes espacios de tiempo. Descarta la producción de algo totalmente nuevo, para crear desde materiales en desuso, donde encuentra una oportunidad, sacando provecho a sus condiciones o límites. Como fue el caso, cuando decidió intervenir en cortezas de plátanos. “Me gusta elegir soportes que contienen algo que emocionan y dialogar con ellos a través de lo gráfico del dibujo. No busco un producto, busco un sentir, porque eso es lo que queda.”
| EXPOSICIÓN en Gijón
UNA RAMA TEMBLÓ

Una rama tembló. Diego Lara _┬® Diego Lara
En junio del año pasado tuvo su primera exposición individual en Espacio Local, en Gijón. El dibujo orgánico, y en especial las hojas de Gingko Biloba, fueron los protagonistas. En su investigación constante intenta desvincular la forma de su significado huyendo de lo figurativo. Abstrayéndome, observando las obras que expuso, veía las coreografías de Loïe Fuller. No cabe duda de que el arte es el lugar donde nuestra imaginación pivota y se abandona. “Para mí, dibujar es un acto de meditación. No diseño nada barroco u ostentoso y siempre utilizo materiales simples: tinta china o grafito. Mi objetivo no es replicar lo que observo. Si me gusta la forma, la traduzco al papel de la manera más sencilla”. Sus diseños evocan emociones en blanco y negro. “Aunque me encante el color, no quiero imponer ningún tono específico, ni tampoco competir con los de la Naturaleza, donde está la perfección cromática”. Sonreí.
| EXPOSICIÓN en Madrid
LOS CUADRADOS SUEÑAN CON CONVERTIRSE EN CÍRCULOS

La exposición ‘Los cuadrados sueñan con convertirse en círculos’, nos presentó a los dos, en el espacio independiente Araña, de 6m² y en un edificio recuperado del siglo XIX del centro de Madrid. Diego abrió la puerta e inmediatamente mi cuello se estiró para acompañar mi mirada hacia arriba. Su obra ondulaba sobre mi línea de horizonte a lo largo de los muros de este espacio mínimo. Lo tenía todo meticulosamente medido: sobre papel continuo de impresora matricial del siglo pasado estaba impresa, en negro y con una tipografía creada por Diego, la frase que da título a la exposición y que había sido extraida del libro ‘Las infinitas vidas de Euclides’, de Benjamin Wardhaugh. En cada pliego habitaba una letra, donde se crecía y contraía, uniéndose a la siguiente por las perforaciones en los bordes típicas de este soporte. Esto le permitía también dar movimiento visual a una obra puramente geométrica, en la que el fondo se confunde con la forma y da paso a un lugar privilegiado “donde cosas contradictorias se conectan y coexisten”, como ha escrito Rafa Ruiz sobre esta obra.
Todo medido y sin que dejara de fluir, a partir de la pieza instalativa diseña una publicación como otro Libro-Objeto de arte y lo reproduce en una serie limitada. Es una pieza sin fin, en la que se plasman composiciones formales de la tipografía diseñada a través de repeticiones y rotaciones variadas. Una obra viva que nos toca sin romper.
| INSTALACIÓN DE Video Arte
SÓLO FUI A DAR UN PASEO

Solo fui a dar un paseo. Diego Lara_┬® Cris Alonso Pardo
En sus derivas por la naturaleza para dibujar, Diego va registrando momentos con su móvil. Instantes en los que algo ocurre o simplemente se contempla, se respira y se está en la quietud. ‘Sólo fui a dar un paseo’ es su primera obra de videoarte presentada en el festival Proyector, en el espacio White Lab de Madrid. Una pieza de 3 minutos de duración con la que acompasarse al ritmo de la naturaleza. Una prosa visual fluida, lírica e intensa y, al mismo tiempo, tan poco afectada. En donde el sentido del asombro persiste como “el principio del conocimiento”, como afirmaba Platón.
El vídeo, el diseño gráfico y tipográfico, o el dibujo natural y orgánico son lenguajes que Diego explora y, aunque sean aparentemente opuestos, se complementan y se tocan en la calma, en la contemplación, en el análisis, en el rigor, en la reflexión y en la observación que demandan, sea frente a un paisaje, a una planta o a una retícula en el papel.
CONTACTO
Diego y su obra nos reubican y nos sitúan en nuestro lugar, que no es ninguno. Es la suma de todo lo que atravesamos. En esa tarde, después de nuestro encuentro, regresé a casa caminando a paso lento con la seguridad de que lo invisible se ve si mantenemos el asombro de la infancia y que para diseñar lo que observamos hay que saber de muchas cosas… No nos basta el virtuosismo. ¡Muchas gracias, Diego, por tu simpatía, amabilidad y sabiduría! Un privilegio inmenso conocerte a través de tu obra, donde con la mínima intervención trazas la máxima emoción.
Podéis contactarle en:
IG | @ddiegolara
E.mail | mail@diegolara.es
Web | www.diegolara.es
…aire fresco…me intriga,me encanta…Diego , esperando tu próxima creación…..